En la buhardilla de mi mente, donde guardo sin mucho cuidado tus recuerdos,
esos que una vez adornaron cada rincón de mi vida de mi espacio,
de mi corazón, se ha hospedado sin permiso una señora
y a sus anchas ordena y limpia con mimo todo cuanto encuentra a su paso.
Con los días me va ganando su dulzura, su optimismo, su alegría,
me enseña con ternura detalles olvidados que hacen que me estremezca
y los va colocando con buena vista en su primitivo sitio como si nunca se hubiesen movido de allí,
ella me hace reír, me anima me dice que no hay nunca nada perdido,
que el amor es lucha y que hay que luchar por amor,
nos llevamos horas hablando, me gana ,me lleva a su terreno, me convence.
Hoy he tomado el paso, me he decidido, he arriesgado, sin dudarlo he echo caso a las palabras de mi nueva compañera y
…Dios ¡¡ cuanta razón tienes amiga mía,
gracias por hacerme ver cuando el rencor de una tristeza tan grande como era la mía me cegaba,
no se como agradecértelo, pero… donde vas? …
porque te marchas? …
No me digas que no te necesito, no me consuela saber que volverás… al menos dime como te llamas ¡…
Esperanza, Esperanza mi dulce amiga…
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